Hundido en el recuerdo me quedé
frente a aquel árbol ya algo envejecidotratando de sacar desde el olvido
un poco de lo mucho que te amé.
En su corteza ilegible, aún perdura
el corazón flechado que grabamoscuando tú y yo sin condiciones nos amamos
llenando nuestras vidas de ternura.
Yo niño, colegial, algo travieso
tú, niña igual, algo impetuosanos juramos amor frente a la rosa
que crecía del lado del cerezo.
Yo no sabía besar, ni tú tampoco
más, ni siquiera entonces lo notamosabrimos nuestros labios, los juntamos
y nos fuimos amando poco a poco.
Hoy estoy frente a aquel árbol que le dio
sombra a nuestro amor de juventudno sé si aun lo recuerdes tú
no sé si pueda olvidarlo yo.
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