A esa muchacha triste que conocí una noche,
embebida en su mundo tan triste como ella.A esa muchacha triste le regalé una estrella
cubierta de alegrías cual si fuera un fantoche.
A esa muchacha triste que llevaba en sus brazos,
aquella preciosura venida de su entraña.Con la mirada esquiva, tal vez un poco extraña,
me miraba y miraba a pequeños retazos…
La invité a mi regazo con miles de artimañas
que esquivó dulcemente con su tierna mirada.Pero a pesar de todo me quedé
y le abrí mi sonrisa con franqueza,no sé si cometí alguna torpeza
no sé lo que pasó
pero la amé.
¡Y qué me importó su negación si me gustaba!
Me gustaba su cara y su tristezasu forma de mirar
¡ah, la pureza!
con que trataba a la inocente y la besaba.
Y me quedé extasiado con su mimo,
y cuanto ansié sentir esas caricias,imaginar pasiones y delicias
para emprender de nuevo mí camino.
-¿Y qué pudiera pasar si te besara
muchacha triste, muchacha hermosa?-¿Qué pudiera pasar si alguna rosa
te susurrara al oído que me amaras?
-¿Acaso es que la dicha tiene una sola vida?
-¿O una sola manera de expresarse en el alma?-No ves que a la tormenta la sucede la calma
y el corazón no late con el ansia dormida.
Y me encantó admirar su desnudez
cuando ya pude…Y me encantó palpar su desnudez
cuando la tuve…
Y la besé y la besé, no me contuve…
porque no supe que pasaba…
aun no lo sé.
Fue una noche de locos
fue una noche de fuegode pasión y lujuria
de besos y “tequieros”.
Porque el amor no espera
a cenas y cafecesel amor hay que hacerlo
porque si no se muere.
Jamás olvidaré su boca, su mirada, su ternura,
ni su beso.Y recordaré siempre
con pasión y exceso…
a esa muchacha triste que conocí esa noche
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